El capítulo cinco se dirige a Jesús y le pregunta: “¿Era simplemente un hombre sabio, amable y bueno, o vino a rescatarnos de poderes contra los cuales nunca podríamos competir por nuestra cuenta?”

“Señor Dios Todopoderoso, que envió a tu Hijo Unigénito para dotar a la humanidad, encarcelada en la esclavitud del Pecado, con la libertad de Tus hijos e hijas, oramos muy humildemente por estos niños, que sabes que experimentarán los encantos de este mundo, y lucharán contra las trampas del diablo: por el poder de la Pasión y Resurrección de tu Hijo líbralos ahora de la mancha del Pecado Original, fortalecerlos con la gracia de Cristo, y custodiarlos siempre en su camino por la vida.” – Ritual Bautismal de la Iglesia Católica

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